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EDUCACION ESPECIAL

Historia de la educación especial

Historia de la educación especial

Para definir lo que entendemos por educación especial nos parece necesario conocer las concepciones que ésta ha tenido a lo largo de la historia. Consideramos que revisar algunos datos históricos de esta modalidad nos permitirá una mayor comprensión acerca de la actualidad. Este recorrido nos parece de vital importancia ya que nos debe permitir poder definir y entender qué es la educación especial y, fundamentalmente, cuál es su fin en la actualidad.

Un poco de Historia…

El siglo XIX representa el período que ha sido llamado “período de las instituciones”, las instituciones albergaban a todo tipo de personas con dificultades, como: sordos, ciegos, enfermos mentales, seniles, retardados mentales. La idea principal suponía la internación de la persona hasta que ésta lograba curarse, cosa que no ocurría. Estas instituciones estaban bajo atención médica. De esta manera, puede decirse que la educación especial , en un primer momento, de la medicina, y del intento de ésta por curar esas patologías.

El siglo XX representa un cambio de concepción en la educación especial donde los asilos y las instituciones mentales ceden su protagonismo a la escuela primaria que tenia carácter obligatorio y gratuito. Produciéndose la educación de masas, comenzándose a observar un fenómeno nuevo: muchos niños no aprendían como la institución escolar esperaba. Binet comenzó estudiando dicho fenómeno, el retardo pedagógico, como el desfasaje entre lo que proponía la escuela primaria y el rendimiento de los niños. La discordancia entre las exigencias del medio y las posibilidades del sujeto para responder a las demandas debían explicarse por el déficit de la inteligencia. Estudió así la capacidad intelectual, a partir de observaciones directas sobre la inteligencia misma, para lo cual se valió de un instrumento de medición.

En 1905 A. Binet y Simon crean la primera escala métrica de la inteligencia que permite conocer el nivel mental del sujeto, las que permitieron establecer grados de deficiencias.

En 1915 W. Stern crea el concepto de cociente intelectual (CI) cuya cifra se obtiene de dividir la edad mental por la edad cronológica y multiplicarla por cien. La exagerada utilización y confianza en la rigurosidad del CI produjo que el futuro educativo de los niños esté determinado sólo por el resultado que arrojaban los test. Permitió la clasificación de la personas en custodiables, entrenables y educables según su grado de retardo mental, se negó la oferta de contenidos escolares a aquellos niños cuyo CI había determinado que no podría aprender, se reforzó la aspiración escolar a trabajar con grupos homogéneos, el CI fue también utilizado como argumento para derivar a los niños a circuitos paralelos de la educación.

La educación especial en la actualidad…

La educación especial ha realizado el tránsito desde el enfoque tradicional basado en el modelo médico psicométrico y en el déficit hacia un nuevo paradigma que pone el acento en la necesidad de brindar una respuesta educativa, respondiendo a las demandas derivadas de las necesidades educativas especiales.

Actualmente predomina un nuevo paradigma, el “Pedagógico Curricular”, como su nombre lo indica, se centra en lo educativo, en las posibilidades y capacidades de ese alumno, tomando la idea de que no hay un alumno con discapacidad sino con NEE. Esto no significa dejar de tener en cuenta el déficit, sino sacarlo del centro de la escena para considerarlo un factor más dentro de un conjunto de factores que inciden en la vida del individuo. A partir de allí, determinar sus competencias y características con miras a lo que es la función primordial de la escuela: Educar.

El gran reto del nuevo paradigma es implementar estrategias de enseñanza personalizadas centradas en propuestas de adaptaciones curriculares específicas, que atiendan las capacidades y los intereses individuales, como así también los tiempos y ritmos de aprendizaje de cada alumno. Es imprescindible reconocer los apoyos necesarios para que el alumno alcance su autonomía progresiva, conforme su subjetividad y se integre en la sociedad ocupando un lugar de sujeto de derecho con igualdad de oportunidades y posibilidades.

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